lunes, 20 de diciembre de 2010

Luna

Todo está oscuro, pero en la sombría habitación, se cuela tímidamente un rayo intenso de luz. Cuando lo descubre mira por la ventana, porque le parece increíble que la luna ilumine de aquella manera su triste lecho, solitario, sombrío, vacío...

Siempre le ha apasionado la luna, desde pequeña siente una atracción muy fuerte hacia ella, y cuando comienza a mirarla no puede parar, porque su embrujo le cautiva. Tiene algo, una fuerza, una luz, una forma que le gustan. Esa majestuosidad de estar en el cielo, iluminando la noche, como faro solitario. Y a la vez esa ternura y esa fragilidad, allí en el cielo colgada, como si de un globo se tratase.

Luna, luna, luna.... repite su nombre sin cesar. 
Luna que me embrujas, que me bañas de hermosura, que me hechizas como al mar.
Luna que me escuchas, que me meces y me acunas.
Luna que me iluminas las noches más tristes, en las que mi corazón es vagabundo del destino. 
Luna que alumbras mis desconciertos, aliviando mi pesar.
Luna que me impregnas de energía, haciendome sentir viva. 
Luna que alumbras mis festejos, y me despides al amanecer. 
Luna que conoces mis secretos más profundos.
Luna, sólo tú, ninguna más.
Luna, tu y yo. 
Luna, sólo tu y yo conocemos el misterio de nuestra unión.

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