Esa palabra indescriptible, le daba miedo nombrarla, le daba tanto miedo. Necesitaba sentirlo, pero a su lado, en la realidad y no en aquellos sueños irreales llenos de magia, de ilusión, de ternura… No pensaba en otra cosa, su mente giraba en torno a él, pero le parecía tan triste y tan ridículo al mismo tiempo. Quería olvidarle, borrarle de su cabeza y experimentar aquellos sueños con alguien que le quisiera igual que ella a él. Necesitaba sentir una mano que acariciase suavemente su mejilla como si fuera porcelana, y cualquier movimiento brusco pudiera destrozarla. Necesitaba apoyarse en ese hombro, que le acogiera con cariño, y que le rodeara aquel brazo que le mostraba seguridad.
Y a la vez tenía tanto miedo de encontrarlo y no saberlo mantener…Ya le había pasado, lo tuvo y lo perdió… Fue tan bonito, pero todo desapareció, se lo llevo el huracán, arrasó con todo, su corazón se rompió. Lo había intentado recomponer, pero no lo había conseguido, sino que había creado más dolor y sufrimiento…¿Y ahora? Volvia a sentir revolotear las mariposas… pero su amor no era correspondido. ¿De qué servía tener ilusión?¿De qué servía la esperanza? Quería borrarlo de su mente, olvidarle… ya que era un amor platónico, era aquel amor imposible, él nunca se fijaría en ella y le susurraría al oído: “ te quiero mi vida”.
17 de diciembre del 2004.
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