Su susurro recorre mis entrañas,
me llena en cuerpo y alma,.
Ciega mis sentidos.
Me invade de armonía,
transporta la paz,
con él, reboso de felicidad.
Su destello brilla en mis ojos,
se refleja cambiándolos de color,
los transporta con mucho amor.
Con él reaparecen lejanos recuerdos,
se olvidan los malos momentos
y reanima el pensamiento.
A veces tranquilo y manso,
y otras como un león enfadado,
pero siempre, siempre salado.
No recuerdo aquel precioso instante
en que conocí tu carícia.
Como rozabas mi piel con dulzura...
Sólo recuerdo que me enamoraste,
sabía que no me podría olvidar de ti,
sabía que al verte era feliz.
Sé que siempre estarás ahí,
esperando, esperando y esperando,
pero siempre, siempre salado.
El mar broto por mis dedos el 21 de febrero de 2007
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