Medio adormilada por el calorcito de la manta del sofá empiezo a pensar en cuales han sido los años más felices de mi vida. Rememoró momentos, otras épocas en que no era la que soy ahora. Repasando por mis recuerdos, me doy cuenta que los años más felices de mi vida fueron los de la universidad. Fueron unos años formidables, y de hecho al intentar escoger uno de los cuatro no soy capaz, porque cada uno de ellos fue especial.
Que decir del primer año en psicología: magnífico, apasionante, gratificante... y como estos tres adjetivos podría nombrar muchos más. Fue tan maravilloso que aún conservo esos amigos, esos con los que íbamos a prácticas inexistentes pero marcadas en el horario, en las que acabábamos en el césped riéndonos y contándonos la vida.
Nunca olvidaré ese primer día de nervios, de tensión, en el que conocí a una de las personas más importantes de mi vida. esa chica con una chupa de cuero, que a pesar de sus pintas me pareció la mejor persona para acercarme a ella, y con una tímida sonrisa le pregunte: "Hola, ¿vas a primero D?", y a partir de ahí empezamos a conectar tanto que ni la distancia nos puede separar. Aquella persona con la que descubrí que no hay bichos raros, sino personas especiales que llenan la vida de los demás.
Como dejar en el olvidó a aquella personita que sabía de mi existencia y yo ni le conocía y que me asustó tanto cuando me dijo: "Ala eso yo no lo sabia de ti".
O como olvidar esas horas muertas contando chistes sin parar, nuestras charlas en la cafetería, nuestra ratita Sniffy, las frases para recordar, o aquellos dos "personajillos" de los que me sorprendia tanto que uno tuviera el pelo moreno y la barba pelirroja y el otro al contrario,y que fueron tan relevantes ese año.
Pero tampoco puedo arrinconar en la mente esas fiestas en Getafe, donde conocí a una persona alucinante, con la que conecte la primera noche a las mil maravillas, como si nos conociéramos de toda la vida. Con la que compartí miedos, secretos, y deseos...
Y como no aludir a aquellas horas y horas en las que el tiempo volaba mientras hacía una de las cosas que más me gusta en mi vida: el teatro. Imposible olvidar a las personas con las que compartí tantas horas de risas, de ensayos, de nervios, y de locuras como ensayar en el Retiro, actuar en medio de la facultad sin escenario o en los encierros, o la mayor de todas, actuar en la plaza Mayor horas antes del certamen de la universidad.
Realmente ese primer año de facultad fue inolvidable, y lo fue tanto, que a día de hoy que ya han pasado nada más y nada menos que siete años ,lo sigo recordando como si se tratase de ayer mismo.
Yo también tengo muy buenos recuerdos de los años de universidad, y de instituto, y de colegio... jo, tengo tantos buenos recuerdos...
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