Con la mirada fija No soportaba su ciudad
en un punto muerto, tanto ruido, tanto coche,
contemplo el paisaje tanto materialismo
asolado, desierto. tanta destrucción…
Allí se respiraba, La gente caminaba
hasta se podía palpar, como si fuera aquel muñeco
si estirabas los brazos con el que el niño juega,
la sentías estallar. y lo mueve a su antojo.
Al cerrar los ojos Sin preocuparse apenas
era sobrenatural, por aquel que camina a su lado,
te inundaba entera porque lo que desean,
y no querías despertar. es su bien propio.
Era ese sueño Aquello era tan bonito,
que ansiaba cumplir, tantas veces deseado,
y toda su vida tantas veces soñado…
tenerlo para si. y por fin lo tenía entre sus manos.
Pero ella sabía Pero fue efímero
que era fugaz, aunque a la vez real,
que nunca podría y en su corazón
tenerla hasta la eternidad. siempre la guardará.
Y lo deseaba Cuando cierra los ojos
como el más preciado tesoro, siempre puede contemplar,
como el que el pirata aquel momento
guarda en caja de oro. que le lleno de paz.
Era naturaleza,
era vida y color,
que ella deseaba
tener en su corazón.
Laura Martín Torres.
3 de febrero de 2004.
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