Me encanta los días de sol en invierno, salir a la terraza con una sudadera y sentir como el calorcito del tímido sol te acaricia las mejillas, y a la vez notar una brisa de aire frío que te recuerda que el invierno aún está aqui, que sólo te está dando un descanso para que no se te haga tan pesado.
Ver una mariposa que te saluda con sus alas mientras revolotea entre las hojas del limonero, y poco a poco se aleja a dar los buenos días, alegrar y arrancar una sonrisa a algún otro mortal.
Escuchar las voces de los pájaros, reclamandose los unos a otros desde uno y otro árbol.