Una nube de algodón,
allá arriba en el cielo.
Un rayo de luna,
que por la noche alumbra.
Un amanecer del día,
lejano en el horizonte.
Un silbido del viento,
ese es mi hombre.
Un libro sin letras,
un reloj sin manillas,
una guitarra sin cuerdas,
un bolígrafo sin tinta.
Un río contaminado,
una montaña pedregosa,
un alto barranco,
yo soy esa.
Hay entre nosotros,
un fuego que no se apaga;
yo no lo puedo atravesar,
tú cada vez más lejos estás;
y si yo me acerco,
enseguida me quemo.
28 de noviembre del 2000.
No hay comentarios:
Publicar un comentario